Desde hace mucho se cree que existen cuentas bancarias y depósitos que son más importantes que otros, a tal punto que estos no pueden ser fiscalizables. Se dice que están las cuentas bancarias “fiscales”, que manejan recursos de negocio, como salarios, rentas y más, y las “no fiscales”, que concentran recursos que no cubren impuestos, como ventas no declaradas, préstamos, trabajos extra, etc.
Sin embargo, esto es un mito. Toda cuenta bancaria, de cualquier banco, tiene carácter fiscal porque el SAT retiró el secreto bancario. Es decir, el SAT tiene la facultad de ver los movimientos que los contribuyentes realizan y con ello revisar la información bancaria de los contribuyentes, para así justificar que los gastos que se hacen correspondan a los ingresos que declaran.
Esto quiere decir, que por ley las entidades financieras y las sociedades corporativas de ahorro y préstamo, están obligadas a proporcionar la información de las cuentas, los depósitos, servicios, fideicomisos, créditos o préstamos otorgados a personas físicas o morales. Por lo tanto, no existe cuenta que el SAT no revise y por eso es necesario cuidar tantos las finanzas personales como las fiscales, para no correr riesgos o tener acusaciones de lavado de dinero.
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